A su gran homogeneidad y estabilidad, debemos añadir su precioso, francamente llamativo color púrpura (vagamente rosáceo, de ahí su nombre), y su tipo de cogollo, más bien prieto, atractivo, y más graso y más pesado que los de la Swiss Dream CBD Auto.
Si hablamos de los efectos, éstos son de una completa y agradable lucidez, combinada sin problema con una gran relajación muscular, que nos sumergirá en una placentera embriaguez.
La perfecta definición de sus flores, ricas en delicados aromas a coníferas y frutos rojos, contrastando con un sabor bien equilibrado entre terroso y afrutado, será sin duda del agrado de todos. Una auténtica delicia para los sentidos, que aúna su belleza a un elevado valor medicinal y terapéutico y, no menos importante, a una alta productividad.
Además, su resistencia y su baja sensibilidad a las condiciones de estrés la hacen especialmente idónea para los cultivadores de cannabis terapéutico con poca o nula experiencia, siendo por tanto pan comido para los expertos. Eso sí, recomendamos algo de atención en su sustento, pues la nutrición debe ser suave pero constante.